a. Cultura nacional
Una persona puede decidir donar, en términos de cultura nacional, porque es una acción bien vista en su sociedad, es propio de sus costumbres y/o porque su entorno favorece a que se de dicha acción. Se sabe que la cultura nacional son todas aquellas características que comúnmente comparten habitantes de un mismo país, quienes también tienen su propia forma de sentir, actuar y pensar. Dichas características nacen en los factores externos que comparten (economía, política, medio ambiente, demografía, etc.). Sin embargo, esto no quiere decir que ante el mismo estimulo externo, las respuestas tengan que ser las mismas. Por ejemplo, la pobreza, tanto en Perú como en otros países, es un gran problema social ante el que uno debe, moralmente, intentar solucionar. Sin embargo, son pocos quienes realmente lo hacen y esto se debe también a la cultura nacional. En este sentido, Perú, cimentado en un sociedad de distancia jerárquica, colectivista, masculina y con incertidumbre a corto plazo, ha comenzado a descentralizarse, optándose por dar prioridad a la familia inmediata, enfatizar la igualdad, solidaridad y calidad laboral; y por la adaptación a lo moderno, respetando las obligaciones sociales. No obstante, esta mejora no nos ha llevado a desarrollar nuestras capacidades de ayuda al prójimo. Muchos dudan a la hora de donar, tanto por los prejuicios de por medio como por la poca información que se tiene de los sistemas de donaciones. Es así que en un comienzo se puede pensar que una persona dona o no porque su entorno cultural no se lo ha permitido; sin embargo, cada persona desarrolla personalmente una forma de pensar, una concepción entre lo que esta bien y lo que esta mal, y es esto realmente lo que definirá su actuar. Con esto me refiero a que la cultura nacional ayuda a que pueda persona pueda decidir a donar, más no define la acción en sí.
b. Desarrollo cognitivo moral
En relación al desarrollo cognitivo moral, una persona puede decidirse a donar porque ha desarrollado, a través de sus experiencias e interacciones con la sociedad, una identidad propia que define su propia jerarquización de valores y su propia integración a la sociedad. De esta manera, a lo largo del desarrollo moral, las personas conseguimos cierta autonomía que permite la diferenciación propia ante los demás, lográndose tanto diferencias en la manera de pensar sobre un estimulo y la forma en la que se actúa ante este. En el caso de las donaciones, nadie nace realmente con la intención de hacer algo bueno por la sociedad (donar), ni la familia y/o entorno obligan a uno hacerlo. Sin embargo, estos estímulos, integrados a la manera propia de pensar en uno, resultan en un juicio y una acción personal que lo llevara tanto a donar como a no hacerlo. Por lo tanto, una persona puede decidirse a donar porque su forma de pensar a evolucionado, gracias a experiencias pasadas e información, para permitirle crear un juicio de valor sobre la acción de donar. Y, al hacerlo, lo hará plenamente consciente de su acción y con un fin personal.
Por Mia Cavero